Navegando la sustentabilidad. Hidrógeno marino y nuevas oportunidades
La búsqueda de un mundo con menos contaminación es constante. La transición energética a fuentes más limpias y sostenibles es un tema que preocupa, y ocupa, a la población mundial. El hidrógeno es un elemento emergente clave en la búsqueda de nuevas fuentes ecológicas.
Durante el último tiempo, se habla de energías renovables cuando se refiere a la utilización del viento, sol, agua o biomasa para generar energía sin la necesidad de utilizar combustibles fósiles. También tienen la particularidad de renovarse de forma ilimitada. El hidrógeno es un elemento químico que surge como principal actor para frenar el calentamiento global y utilizar una nueva forma de energía renovable.
Con ayuda de la tecnología, el hidrógeno se puede producir a partir de algunos recursos naturales. En la actualidad, la mayor cantidad de hidrógeno se produce a partir de combustibles fósiles, puntualmente en el gas natural. Para utilizar este elemento químico como energía renovable se realiza un proceso basado en electrólisis del agua. El proceso de electrólisis tiene como objetivo incorporar electricidad al agua, romper las moléculas de agua para separar los elementos: hidrógeno y oxígeno.
Cuando el hidrógeno se produce a partir de fuentes renovables reduce las emisiones de carbono como sucede en la navegación marítima. El hidrógeno marino, cuando se genera a partir del agua de mar, surge como una opción fundamental para comenzar a pensar en un futuro más limpio y sostenible.
El constante avance de la tecnología permite incorporar nuevos métodos para cuidar el medio ambiente. Científicos de la Universidad de Stanford inventaron la manera de crear hidrógeno verde utilizando energía solar, electrodos y agua salada. Según el sitio de National Geographic, una fuente de alimentación se conecta a dos electrodos colocados en el agua. Cuando se enciende la alimentación, salen burbujas de gas de hidrógeno del extremo negativo, llamado cátodo, y el oxígeno emerge en el extremo positivo, el ánodo.
El gran desafío comienza cuando el cloruro cargado negativamente presente en la sal de agua de mar puede corroer el extremo positivo, limitando la vida útil del sistema, esto significa que cada aparato sólo podría funcionar 12 horas en el mar.
En un futuro, la tecnología podría utilizarse para fines que superen la generación de energía, el proceso que se menciona produce oxígeno respirable, es decir, los buzos podrían llevar un dispositivo similar al océano y generar oxígeno sin necesidad de salir a la superficie a respirar.
Otro desafío importante es la necesidad de tener una infraestructura acorde al almacenamiento del hidrógeno marino, instalaciones de recarga y puntos de suministro a nivel global.
El potencial del hidrógeno marino sigue mostrando oportunidades y la tecnología es la mayor aliada para luchar contra el calentamiento global y pensar en un futuro sustentable.